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Artículo : Sexualidad adolescente – Dra. Olga Marega

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Sexualidad adolescente – Dra. Olga Marega

En la adolescencia se manifiestan con su máxima crudeza las expresiones e identidades sexuales que definen a cada persona como “varón” o como “mujer”. Esta identidad se consolida y se enriquece por factores internos de base hormonal y externos de base cultural, a través de la erotización trasmitida por la cultura que enmarca el crecimiento del adolescente, especialmente por los medios de comunicación. Esta es una etapa de reafirmación de los sentimientos hacia la propia sexualidad, aunque las sensaciones y sentimientos se vivencian desde la infancia.
Los temas más importantes durante esta etapa que deben motivar la atención a las familias y educadores institucionales son: el inicio sexual y sus riesgos, las adicciones, y el daño sexual por los modelos estereotipados de belleza relacionados con la sexualidad que muestran los medios.
La mayoría de las personas cuando piensan en sexualidad traen a su mente la imagen de una pareja joven, saludable y linda haciendo el amor, porque ese es el modelo que la cultura en la que vivimos, a través de los distintos sistemas de marketing, ha querido enseñar. Pareciera entonces que la sexualidad estuviese limitada a una sola función, el placer; y además fuera solo patrimonio de las personas jóvenes, sanas y bellas. Y este es el primer mito que deberíamos reemplazar por información verás. Y cuando se piensa en la mujer exitosa debe corresponder al estereotipo de ser delgada, joven, con gran desarrollo mamario y glúteo.
La pubertad, es la etapa de la vida que da inicio a la adolescencia, es el hito biológico que pone límite a la etapa infantil del ser humano. Está enmarcada por profundos cambios anatómicos y fisiológicos que indican el despertar hormonal de las glándulas sexuales en el varón y la mujer, y la adolescencia, como el periodo tradicionalmente considerado “critico” que se inicia en la pubertad y acaba conectando con la juventud, ambos expresan un cambio profundo y generalizado en la sexualidad de la persona.
Algunos conceptos a tener en cuenta sobre el Iniciación sexual.
Muchas personas suponen que los adolescentes no tienen prácticas sexuales, especialmente relaciones coitales. Por eso, la familia, la escuela y los servicios de salud actúan todavía como si nada hubiera cambiado, aunque las conductas de bastantes adolescentes son diferentes a las de otras épocas. Muchos adolescentes se comportan según lo esperado por la cultura y lo deseado por sus padres, y no tienen relaciones sexuales.
Los hechos demuestran que los adolescentes cada vez inician el ejercicio de una vida sexual activa con relaciones coitales completas en forma más precoz. De acuerdo a esta realidad lo esperable sería que iniciaran su vida sexual entre pares, es decir dentro de un clima de confianza, amor, respeto y premeditación de riesgos con sus novias y novios; y no como muchas veces ocurre con prostitutas o teniendo encuentros ocasionales y furtivos en los boliches con desconocidos que se eligen por tener “onda” de una noche (así lo llaman los chicos/as), un “touch and go” y si no te veo más, no importa….
Los roles sexuales entre las chicas y los chicos han cambiado. Las actitudes de las chicas han cambiado y en muchos casos han dejado de ser pasivas y sumisas. Esto significa que el clásico “control de la situación sexual” en manos de los varones proponiendo e iniciando una situación erótico-sexual, ha sido en muchos casos reemplazado por el de las jóvenes. Este fenómeno asusta a muchos varones y los puede llevar a tomar alguna medida “para sentirse mas seguros”, como el exceso de alcohol, o en casos extremos usar sildenafil (Viagra) por temor a no tener erección.
Otro factor ha tener en cuenta en relación al inicio sexual es considerar que muchos adolescentes asumen prácticas de riesgo por estar desinformados o mal informados. Esto generalmente ocurre en la primera relación y en las relaciones esporádicas. Los más jóvenes son quienes se exponen a más riesgos. A medida que crecen manejan mejor la información, tienen relaciones más estables y seguras.
La realidad que es muy difícil de aceptar es que los/as jóvenes están muy “sensualizados” a pesar de las intenciones que tienen los adultos al querer demorar el inicio sexual. Están sexualizados desde el “adentro” por efecto de las hormonas gonadales, y desde el “afuera” por la cultura que utiliza al sexo como eje para las campañas de marketing. (entre otras cosas).
Lo cierto es que “los riesgos” a los que están expuestos son bien tangibles e inmediatos: embarazo no planificado (Cuidado con el uso del término no deseado, muchas veces son deseados), Infecciones de transmisión sexual. También hay otros riesgos menos visibles para el afuera, pero importantes y muchas veces determinantes de infelicidad duradera para quien lo padece: la insatisfacción sexual y el sentimiento de frustración.
Nuestra sociedad envía a los jóvenes mensajes contradictorios. Por un lado permite, incita y hasta sobreestimula la estimulación sexual a través de la moda, la música, el marketing, etc; mientras que por otro lado la educación sexual. Se muestra indiferente ante la necesidad de los jóvenes a recibir ayuda sobre como orientar sus pulsiones sexuales.
Las características propias de la población adolescente los expone a riesgos. Los jóvenes en general tienen un sentido de omnipotencia y esto los lleva a asumir riesgos sub-valorando las consecuencias. Se dejan presionar por sus pares y buscan nuevas experiencias de gratificación inmediata, tangible y segura, en el “aquí y ahora”.
Un momento de satisfacción en el tiempo del “ya” les provoca una alta motivación, y los induce a elegir esa acción, de placer inmediato y seguro, opacando la posibilidad de correr riesgos percibidos como “probables” mediatos, intangibles y que no son seguros.
Los y las jóvenes en general están inmersos en una cultura que manifiesta una crisis de valores. Muchos adultos expresan sutil o explícitamente sus sentimientos de insatisfacción y frustración frente a la vida, frente a sus relaciones afectivas o laborales, y dejan el mensaje que la vida no tiene sentido, que el programar el futuro no vale la pena. Siempre los padres (como modelos reales de identificación) son para los hijos modelos para copiar o no copiar, pero siempre son modelos. Y muchas veces cuando no están consolidados suficientemente los pilares de la seguridad y la asertividad, este manto de desesperanza los puede hacer tomar el camino inadecuado.
Es importante enseñarles a tomar decisiones desde una perspectiva que tenga en cuenta el cuidado de la salud integral, la física y también la emocional espiritual. Y para lograr esto nos parece interesante valorar el placer de la sexualidad.
Siempre los discursos han estado orientados hacia la prevención y han descuidado al placer. “…me tengo que cuidar para no enfermar”,…” tengo que saber para no contagiarme, para no embarazar” . Y todo eso es cierto, pero sabemos que no nos ha dado mucho resultado. Deberíamos probar por abrir otra puertita de ingreso para la prevención: el reconocer que la sexualidad es buena, es sana, es placentera, si la disfrutamos con responsabilidad.
También es importante enseñarles que aunque la pubertad indica el comienzo de la capacidad reproductiva, el inicio de un proceso: la maduración de las gónadas. No indica la capacidad biológica ni mucho menos psicológica y social para cumplir esta función. A veces ni siquiera el aparato genital está maduro para cumplir los cambios necesarios de la respuesta sexual.
Es importante enseñarles a razonar adecuadamente para que sepan responder ante una situación problemática o conflictiva, y a desarrollar un espíritu crítico para que reconozcan la manipulación de la cultura sobre la sexualidad a través de los modelos que muestran del “varón exitoso”, o de la “mujer exitosa”, en relación a los atributos físicos que deben tener.
También es prioritario invitarlos a que hagan una consulta médica. Las mujeres al profesional de ginecología, y el varón al profesional de urología, para descartar infecciones de transmisión sexual, hacer prevención de las mismas mediante educación, y/o vacunas (HPV), y prevención de embarazo.
Y lo más importante, generar un continuo y sano canal de comunicación con los y las jóvenes, para conocer sus inquietudes y temores, para educarlos, cuidarlos y brindarles mucho amor.

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